El óleo es conocido desde la Edad Media y se utilizaba normalmente en combinación con la pintura al temple o al fresco. Se juntaba con este otro tipo de pinturas debido a la lentitud de su secado y de esta forma se aceleraba el proceso. Normalmente se utilizaba para retocar pequeños detalles de grandes paneles que se realizaban con mucha velocidad sobre yeso fresco.
Después, los descubrimientos consistieron en combinar los óleos, que literalmente eran aceites con productos secantes para que acelerasen el acabado.
El mas extendido fue la linaza, aunque cada maestro y cada taller contaba con su fórmula secreta que transmitían oralmente de generación en generación.
El óleo permite trabajar sobre un conjunto que no esté acabado, en lugar de por áreas concluidas en una sesión, esto crea la posibilidad de retocar número de figuras, colores. Por lo tanto, el detalle y la precisión de la escena aumenta mediante un efecto óptico, ya que el color permanece opaco bajo muchas capas de barnices translúcidos que aumentan la resistencia del cuadro al paso del tiempo.
El óleo puede ser utilizado sobre diversos soportes sin apenas variar su aspecto, pero si la preparación de dicho soporte. Los materiales más utilizados pueden ser: la tabla de madera, el lienzo y las láminas metálicas.
Uno de los pintores más famosos que cultivaron este material fue el español Francisco de Goya, que llegó a realizar espléndidos alardes técnicos
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