
El esmalte al fuego se origina en el seno de la orfebrería como elemento decorativo y enriquecedor cromático de los metales y más precisamente en lo referente a la técnica del engastado de piedras preciosas que, al sustituirlas por esmaltes, muestran la posibilidad un técnica nueva.
Así es como por vez primera, un material que no es noble es admitido entre los más nobles materiales gracias a sus características de esplendor de materia, variedad de colorido, perennidad inmutable y perfecta conversación al paso del tiempo.
Estas pastas coloreadas (esmalte) son incrustadas en las cavidades previamente practicadas a la pieza de metal o bien cercadas por barandas de hilos de metal que las oprimen y engarzadas en frío.
Este tipo de orfebrería esmaltada es llamada posteriormente como técnica de “champlevé “ y “cloisonné “ según el procedimiento y cuyo empleo era practicado en todo el oriente por griegos, egipcios, etc.
José Moríñigo